Aunque tu hijo haya suspendido, también tiene que tener vacaciones

Los expertos señalan que hay que aprender a gestionar el tiempo pero sin olvidar el disfrute con la familia

Aunque tu hijo haya suspendido, también tiene que tener vacaciones
¿Qué hacer cuándo llegan las vacaciones… de la mano de los suspensos? ¿Debe el niño —y por ende, la familia entera—, quedarse sin vacaciones? ¿Cómo se debe afrontar el estudio durante el estío para que no resulte en balde? Sonia García Gómez, profesora y secretaria de comunicación del sindicato independiente de profesores Anpe empieza por señalar que los padres no se pueden culpabilizar ni responsabilizar de todo. «Son los hijos los que deben hacerse responsables de su estudio, y esto sí que se lo tenemos que enseñar. El verano es muy largo, casi tres meses, que hay que aprovechar, teniendo en cuenta que lo que no debe perder nunca un menor es la motivación. De ahí que lo principal sea que cuando llegan los suspensos en la época de vacaciones se aprenda a gestionar el tiempo pero sin olvidar el disfrute con la familia».

1. GESTIONAR EL TIEMPO.
Hay que repartir y gestionar bien el tiempo. Cuantificar el volumen de trabajo que requiere cada tema y asignar los tiempos. Tal y como señala el libro «Cómo aprobar los exámenes», de Dominic O'Brien, «una vez que sepamos la estimación del tiempo total que vayamos a necesitar, procederemos a realizar un plan de trabajo, dividido en determinado número de horas de los días laborales y también festivos. El alumno debería contar con un margen de tiempo sobrante para cubrir imprevistos». Una vez trazado el calendario... ¡hay que cumplirlo! «El ser humano es un animal de costumbres —relata O'Brien, ocho veces campeón del mundial de memoria—, lo que significa que recaemos fácilmente en hábitos como el de aplazar los trabajos mediante diversas técnicas... Por eso crear un plan de trabajo: es como asumir un compromiso. Una vez adquirido no hay que romperlo».
Además en esa organización los expertos sugieren que se contemple también el ocio. Sonia García recomienda intentar buscarle al niño una conexión entre la asignatura y su día a día. Por ejemplo, si ha suspendido Ciencias, hacer una salida al Museo de Ciencias Naturales, realizar una excursión... «En definitiva, unir la parte de ocio a la parte de estudio», propone.
2. RUTINAS Y DESCANSOS
El alumno tiene que tener unas rutinas de estudio. Los estudios señalan que lo recomendable son 15 minutos de 6-8 años, entre 30 y 40 minutos seguidos de 8 a 10 años, y entre 60 y 90 minutos a partir de esa edad. En Bachillerato estaríamos hablando de tres horas. A este respecto es importante, prosigue la secretaria de comunicación de Anpe, «establecer dentro de las rutinas del día una hora de comienzo y una hora de finalización».
También lo es, añade García Gómez, «hacer una pausa de alrededor de 5 o 10 minutos cada hora de estudio». Tal y como señala Dominic O'Brien, si no preveemos unos descansos regulares, el cerebro acabará por desconectar debido al aburrimiento, la fatiga, somnolencia o exceso de esfuerzo. El cerebro necesita un poco de contraste para mantener el interés y refrescarse, indica este autor.
3. PICOS DE ATENCIÓN
Nunca empezar por las asignaturas más difíciles. «Se debe empezar a estudiar una materia sencilla, en forma de introducción, una asignatura que al niño le interese o le guste más, para ir entrando poco a poco en la curva de atención, que llega hacia la media hora de estudio. Lo ideal es empezar desde los niveles más bajos para ir subiendo poco a poco», indica la secretaria de comunicación deAnpe.
4. IMPLICACIÓN O PRESENCIA DE LOS PADRES
Es fundamental, para esta experta, que los padres hagan responsables a sus hijos de su estudio. «Esto no quita para que estén atentos a lo que su hijo esté haciendo y que cumpla el tiempo reglamentario de gestión de los tiempos, de supervisar lo que hace… pero siempre y cuando dejen la responsabilidad del estudio a su hijo», insiste.
5. EL TIEMPO DE ESTUDIO
En opinión de la secretaria de comunicación de Anpe, «el tiempo de estudio no debe ser de regañina. Es verdad que nuestro hijo ha suspendido, y que hay que decirle las cosas, pero no sobrepasarnos. Que asuma sus responsabilidades, que nosotros haremos un seguimiento. Pero la tarea la tienen que hacer ellos».
6. MOMENTO DE ESTUDIO
Cuidarle su ambiente. Que sea siempre el mismo lugar, y a la misma hora. Evitar que esté con el móvil, los whatsaps, la televisión, la tablet…
7. RECOMPENSA DIARIA
Para esta profesora, si el niño cumple en esta fase, debería haber una especie de «recompensa» cada día. «Que tenga tiempo de ocio, un ratito de disfrute con la familia, que vea su película favorita, que pueda jugar en la calle, hacer deporte, jugar con los amigos…».
8. EL NIÑO, ¿DEBE TENER VACACIONES?
Para la profesora García Gómez, el niño tiene que hacer un parón y disfrutar de esa semana de asueto, como todos. «Los suspensos en verano no deberíamos enfocarlos como un castigo, sino como una asunción de responsabilidad. Si el niño realmente cumple con esa responsabilidad, también se merece esa semana de vacaciones familiares». A juicio de Gómez, «la familia no debería cambiar los planes ni castigar al resto de miembros si uno de sus hijos ha suspendido varias asignaturas. Sencillamente debe hacerle responsable de sus actos», insiste.