Cómo hablar de sexo con un adolescente, y que te escuche


Se acabó dejarse llevar por la vergüenza a la hora de tener «esa conversación» con los hijos

Cómo hablar de sexo con un adolescente, y que te escuche
Antes o después, el menor descubrirá las intimidades del cuerpo, propio y de los hermanos o compañeros, y sus ojos y oídos captarán toda la información que hay suelta por el ambiente. Oirán hablar de sexo en el patio del colegio, en internet, en los medios de comunicación o en sitios para usted desconocidos. En un mundo ideal, cuando un adolescente tuviera preguntas sobre sexo, acudiría a sus padres a preguntarles. Desgraciadamente, no siempre sucede así. Otras veces, son los padres los que deliberadamente no preparan a sus hijos sobre este aspecto, fundamental para el futuro desarrollo de relaciones sanas.

Para ilustrar los efectos nocivos de no preparar a los hijos sobre el papel que la sexualidad habrá de desempeñar en su periplo vital, Paulino Castells, profesor de psicología de la Universidad Abat Oliva CEU de Barcelona, recordaba en su libro «Tenemos que educar» la siguiente comparación establecida por Sigmund Freud en 1929: «Al entrar la juventud en la vida con tan errónea orientación psicológica, la educación se conduce como si se enviara a una expedición polar a gente vestida con ropa de verano y equipada con más de lagos italianos». Nada más gráfico para ilustrar a alguien perdido.
Y son los padres, advierte Castells, «los más indicados educadores de la sexualidad de sus hijos, como lo son también de su alimentación, de la calidad de su sueño, etécetera». Lo corrobora el psicólogo, pedagogo y escritor Bernabé Tierno, para quien este tipo de educación deben llevarla a cabo los padres «de una forma gradual». Tierno, además, hace especial hincapié en la diferencia entre la «educación para el amor», mejor que «educación sexual». «Uno de los grandes errores que comete la sociedad es separar la educación sexual del adolescente de la educación integral de la persona y, en especial, de la educación afectiva y moral».

Nos quedamos mudos

Entonces, aun sabiendo de la importancia del papel de los padres a la hora de sentar unas bases de una sexualidad sana en el futuro ¿porqué muchos eluden este momento?, ¿por qué otros directamente se quedan mudos? ¿Porqué muchas familias se desentienden en lo que respecta al sexo y a las relaciones sentimentales de sus miembros? «Porque a la gran mayoría le resulta incómodo, o le da reparo, o vergüenza, porque no quieren decir nada que anime a sus hijos a lanzarse a las relaciones sexuales... Porque lo más probable es que no tengan ni idea de qué decir o de cómo decirlo... los motivos son muy diversos», apunta Amber Madison, autora del libro «Cómo hablar de sexo con los adolescentes... para que te escuchen», (Editorial Oniro). Estas serían algunas de las recomendaciones extraídas de su obra para no dejar en manos del destino algo donde hay tanto en juego:
—1. Sea un padre con presencia en la vida de sus hijos. Si usted está implicado en la vida de sus hijos, tiene el 90% de la batalla ganada. No se puede aparecer de repente, ponerse a hablar con ellos sobre sexo y esperar que les escuchen, porque ellos pensarán: Ah, ahora quieres hablar, pues ahora no quiero saber nada». Por eso, lo primero que hay que hacer es abandonar la idea de posponerlo todo hasta que sus hijos empiecen a salir con su primera pareja. No hay forma de cubrir estos temas en una sola conversación.
—Elegir el momento. Algo tan inocente como un enamoramiento con 13 años podría ser una buena oportunidad para hablar de lo que pasa cuando ese sentimiento no es correspondido y así construir la confianza necesaria sobre asuntos que tienen que ver con las relaciones sentimentales y la actividad sexual. Siempre es mejor empezar a hablar con adolescentes demasiado pronto que demasiado tarde.
—2. Supere la propia vergüenza. No hablar de sexo con los hijos es una verdadera negligencia que traerá consecuencias en la vida real.
—3. Elija el tono. Si son capaces de hablar de una forma serena y tranquila, la experiencia será más cómoda para todos.
—4. Acepte la incomodidad. Si están muy nerviosos y actuar no es su fuerte, entonces la mejor opción es reconocer desde el principio lo incómoda que les resulta la situación.
—5. Cómo sacar el tema. Sentarse frente a frente es una situación intimidante. Espere a un momento que ayude a tener este tipo de conversación como, por ejemplo, un viaje en coche. Nadie puede levantarse y huir, y además tendrán la excusa perfecta para evitar el contacto visual.
—6. Formas de empezar la conversación: Como regla principal, la autora recomienda dejar de lado cualquier frase que parezca sacada de un manual de psicología barata. Sea imaginativo. Saque el tema a colación a partir de una letra de una canción, tras ver una película, un anuncio, una noticia de la televisión.... e incluso rememorando la propia juventud...
—7. Utilice terminologías acordes con la edad, pero no les hable como niños pequeños, ni se ponga en el otro extremo y utilice su lenguaje. Ustedes son sus padres, no sus amigos.
—8. Haga afirmaciones generales. No personalice en la figura de su hijo, para no atacarle directamente. Así no se pondrá a la defensiva.
—9. Procure que sea una conversación, no un sermón.Animen a sus hijos a intervenir. Escuchen también los pensamientos y dudas de los adolescentes, asi tendrán una idea más precisa de lo que les preocupa.
—10. No de respuestas apresuradas. A veces ni un padre sabe la respuesta, y tiene que darse un tiempo para investigar o reflexionar y retomar el tema en otro momento. Pero no se olviden de la promesa y vuelvan sobre el tema.

Direcciones de interés sobre salud sexual de los jóvenes